Escucha tu cuerpo a través de la «INTEROCEPCIÓN»
El Octavo Sentido que nos conecta con lo interno y lo extrasensorial
La interocepción es la capacidad de percibir e interpretar las señales que provienen del interior de nuestro cuerpo, tales como el hambre, la sed, la temperatura, o el latido del corazón. Aunque menos conocida que otros sentidos como la vista o el oído, la interocepción es fundamental para nuestra supervivencia y bienestar. Nos ayuda a entender cuándo necesitamos alimentarnos, descansar, o responder a situaciones que podrían ser perjudiciales. No obstante, este sentido va más allá de lo fisiológico, ya que estudios recientes en neurociencia la han vinculado con la intuición y la toma de decisiones en momentos de incertidumbre.
Un sentido más allá de lo físico
Además de los sentidos básicos que todos conocemos (vista, oído, gusto, tacto y olfato), tenemos otros que son igualmente importantes pero menos visibles. Entre ellos se encuentra el sentido del equilibrio, la propiocepción (la capacidad de percibir la posición del cuerpo en el espacio), y la interocepción. A través de este último, podemos sentir los latidos de nuestro corazón, el flujo de la sangre, o los cambios en la temperatura interna.
Para algunas personas, la conciencia interoceptiva es tan desarrollada que pueden sentir y contar con precisión sus latidos cardíacos o percibir de manera temprana cuando algo en su cuerpo no está bien. Esta capacidad de “escuchar” al cuerpo no solo ayuda a mantener el equilibrio físico, sino que también puede influir en nuestras emociones y en cómo interactuamos con el mundo que nos rodea. Las emociones, como el miedo o la excitación, tienen manifestaciones físicas que podemos sentir a través de la interocepción.
La interocepción y la toma de decisiones
En el campo de la neurociencia, cada vez se investiga más cómo la interocepción está relacionada con la toma de decisiones acertadas, especialmente en situaciones de incertidumbre. Estudios han demostrado que las personas que pueden percibir con mayor precisión las señales de su cuerpo, como los latidos del corazón, tienden a tomar mejores decisiones, ya que son capaces de interpretar las señales internas para guiar sus acciones. Esto sugiere que la interocepción podría estar conectada con lo que llamamos intuición, esa sensación inexplicable que nos indica qué camino tomar.
El puente hacia las percepciones extrasensoriales
Más allá de su papel en la regulación física y emocional, la interocepción puede ser el puente hacia las percepciones extrasensoriales. Estas percepciones incluyen fenómenos como los presentimientos, premoniciones, precognición (anticipar eventos futuros), telepatía, clarividencia (ver cosas que no están presentes físicamente) y el déjà vu (la sensación de haber vivido algo antes). Aunque estas experiencias se han considerado tradicionalmente como fenómenos inexplicables o sobrenaturales, muchos creen que están profundamente conectadas con la capacidad de escuchar las señales sutiles del cuerpo.
Por ejemplo, los presentimientos a menudo se sienten como una corazonada o un malestar físico inexplicable. Es posible que estas sensaciones sean respuestas interoceptivas a señales del entorno que aún no hemos procesado conscientemente. Del mismo modo, el déjà vu podría ser una manifestación de nuestra habilidad para percibir patrones o señales que hemos experimentado en algún momento previo, pero que no recordamos de manera consciente.
La conexión con la empatía y las neuronas espejo
Otro aspecto fascinante de la interocepción es su relación con la empatía. Las neuronas espejo, un tipo de neurona que se activa cuando observamos las emociones o acciones de otras personas, están interconectadas con nuestra capacidad de sentir empatía. Cuando observamos a alguien experimentando una emoción intensa, nuestro cuerpo puede reflejar internamente esas sensaciones a través de la interocepción. Por ejemplo, los cambios en las pupilas de alguien emocionado pueden ser reflejados inconscientemente en nuestras propias pupilas.
Este tipo de conexión es lo que nos permite sintonizar con los demás a un nivel más profundo, y posiblemente, lo que da lugar a fenómenos como la telepatía. Al captar sutiles señales físicas y emocionales de las personas que nos rodean, podemos llegar a “sentir” lo que piensan o anticipar lo que van a hacer, incluso sin palabras.
Cómo desarrollar la conciencia interoceptiva
Afortunadamente, la interocepción puede ser entrenada y fortalecida mediante prácticas como la atención plena (mindfulness) y la meditación. Estos ejercicios ayudan a concentrar la mente y a prestar atención a las sensaciones internas del cuerpo. A medida que desarrollamos esta capacidad, no solo somos más conscientes de nuestras necesidades físicas, sino que también somos más capaces de gestionar nuestras emociones y mejorar nuestras relaciones con los demás.
Además, el entrenamiento de la metaconciencia, o la capacidad de observar nuestros pensamientos y emociones sin dejarnos llevar por ellos, fortalece nuestra habilidad para tomar decisiones informadas y evitar distracciones. Todo esto se traduce en una mayor resiliencia y en una mejor adaptación a los desafíos de la vida diaria.
La voz de nuestro cuerpo
La interocepción es mucho más que un simple sentido físico. Nos conecta con nuestras emociones, con los demás, y con fenómenos que trascienden la explicación racional, como los presentimientos y las premoniciones. Escuchar nuestro cuerpo no solo nos ayuda a mantenernos sanos, sino que también puede guiarnos en la toma de decisiones, mejorar nuestras relaciones y abrirnos a la posibilidad de percepciones extrasensoriales.
Al final del día, nuestro cuerpo nos habla constantemente. La clave está en aprender a escuchar sus mensajes, desde las sensaciones más básicas hasta las intuiciones más profundas y sutiles que nos pueden llevar a un mayor autoconocimiento y conexión con el mundo que nos rodea.
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